¡Homero solicitando la inspiración de la musa! |
“¡Canta, oh diosa, la cólera del pélida Aquiles!”, con este verso comienza quizás una de las historias míticas más conocidas en la cultura occidental, ‘La Ilíada’. En esta oportunidad, los ojos de lechuza leerán con atención ciertos datos y curiosidades sobre las formas de contar historias en el Época oscura, hacia el 1150 a.C, y en la Época arcaica con el resurgimiento del esplendor en la Hélade. ¡Vamos allá, traigan sus escudos, cascos y zarpemos hacia el mítico pasado!
Actualmente, relacionamos la palabra “épico” con aquello que implica una hazaña difícil de concretar o una acción increíble llevada a cabo por una persona o un grupo. Sin embargo, la palabra épica, para los griegos, no se relacionaba directamente con esta noción más actual, sino que se relacionaba más con la forma de contar una historia sin una necesaria relación con este tipo de contenido narrativo. Esta asociación con entre lo épico y lo increíble y formidable es posterior y se relaciona directamente con las primeras producciones literarias de la Antigua Grecia, a pesar de que no tuviesen una correlación directa.
Interpretación artística del Caballo de Troya ideado por Ulises[2] |
La épica es un género literario, propiamente es un tipo de poema narrativo. El epos es una medida de versificación tal como se conoce en los poemas más actuales (en español suelen utilizarse el octosilábico y el alejandrino) y consistía de un hexámetro dactílico, es decir que constaba de seis sílabas que se contaban con las falanges de los dedos. Estos versos contaban de un hemistiquio o ‘pausa’ que los dividía en dos partes que, gracias a los ritmos y tonalidades del griego antiguo, imprimían una carga de sentido diferente en ambas partes del verso. Esto tenía una doble función: facilitar la nemotecnia para el rapsoda, el poeta recitador, y evitar la monotonía durante la narración.
Descripción gráfica de estructura del epos con sus entonaciones de vocales breves y largas |
Los dos poemas épicos más importantes, La Ilíada y la Odisea, se estructuran de la siguiente manera: La primera consta de 15.674 versos hexámetros divididos en 24 rapsodias o cantos y la segunda consta de 12.110 versos hexámetros también divididos en 24 rapsodias. Pensemos que, en tiempos de la Época oscura, la cultura griega sufrió un atraso debido a las invasiones de los pueblos del norte, los dóricos, y abandonó el sistema de escritura del Lineal B implementado por Micenas. La única manera que usaban para transmitir sus historias era mediante la recitación y la memoria jugaba un factor importantísimo. Asimismo, no se puede asegurar que la escritura en Lineal B haya salido de la Grecia continental y que hay tenido otros fines más allá de la administración. De los estados monárquicos de los wanax[1].
Homero, entre el mito y la realidad
Retrato de Homero[2] |
En primer lugar, estos poemas épicos datan del s. VIII a.C y se adjudican su autoría al rapsoda Homero. No obstante, durante diferentes etapas de la historia ha surgido la denominada “cuestión homérica”, sostenida en la actualidad por diferentes filólogos y estudiosos, y que perdura hasta el día de hoy. Aunque se conservan siete biografías de Homero, se consideran remotas y apelan a una figura legendaria. Estas lo colocan como un hombre ciego originario de Quíos, una isla cercana a la región de Jonia, aunque varias ciudades, en tiempos de la Grecia clásica, se adjudicaban la ciudadanía del rapsoda.
La hipótesis más cercana a la realidad tiene sus cimientos en el carácter de la tradición oral, los poemas serían anteriores y Homero (y los demás rapsodas) los modificarían para darle una impronta personal. Uno de los indicios se encuentra en la “Telemaquia”, la primera parte de la Odisea protagonizada por Telémaco, el hijo de Ulises. Este apartado, aparentemente, reúne características que lo diferencia del resto de la obra, guardando solo una relación temática al vincularse con la trama narrativa de los viajes de Ulises.
Cabe destacar el rol formador del rapsoda en la cultura de la Grecia arcaica. La tradición oral de los poemas épicos tenía la doble función de instituirse como un rito en sí mismo con la práctica y, por otro lado, se constituye en una forma de preservación y reproducción de los mitos que dan sentido a las demás prácticas religiosas y cívicas del ciudadano griego.
Hesíodo y la épica didáctica
Busto de Hesíodo (Falso Séneca)[3] |
Opacado muchas veces tras la figura de Homero, Hesíodo es, quizás, el poeta de la Antigua Grecia más importante de todos. Se piensa que vivió durante el s. VIII a.C, aunque las dataciones no son concluyentes para determinar las fechas exactas. Sin embargo, de Hesíodo se tiene constancia fidedigna de su existencia y su procedencia: fue originario de Ascra, Beocia (cerca de Tebas) y provenía de una familia campesina con cierto nivel de riqueza.
Sin lugar a dudas, las obras del poeta son su mayor aporte a la cultura: La teogonía, Los trabajos y los días y El Escudo son piezas claves para acceder a la mitología y religión griega de la época arcaica, y su vinculación con la vida civil junto con el establecimiento de las polis. Estas obras se consideran como épicas didácticas, es decir, mantienen la forma y versificación anteriormente mencionada, pero las temáticas buscaban dar una relación entre la voluntad de los dioses y el deber cívico de los ciudadanos griegos.
No obstante, Hesíodo también brinda en sus obras un aporte relevante a la constitución de la cultura pan-helenística: los certámenes, competencias de poesía que se daban entre las polis.
En los versos 654-659 de Los trabajos y los días el poeta hace la siguiente mención:
“Entonces hice yo la travesía hacia Calcis para asistir a los juegos del belicoso Anfidamante; sus magnánimos hijos establecieron los numerosos premios anunciados. Y entonces te aseguro que obtuve la victoria con un himno y me llevé un trípode de asas […]”.
Los certámenes de poesía eran competiciones entre las polis donde cada representante recitaban versos compuestos por ellos mismos mediante la inspiración de las musas, diosas de las artes. El oficio del poeta, en aquellos tiempos, se sostenía en la transmisión y reproducción de los mitos heredados de las generaciones pasadas, por lo tanto, se vinculaba con una clase de formación para el ciudadano. Con el tiempo, la poesía fue mutando en su temática y su ejecución, tocando temas propios de la vida cotidiana, como las recitaciones pastoriles, y personal de los propios poetas. Las obras del mismo Hesíodo se fundamentan en torno a un problema personal con su hermano.
Existe un relato ficticio muy posterior, aproximadamente del S. II d.C, donde Homero y Hesíodo se enfrentan en un certamen, resultando victorioso el segundo.
¿Qué narran la Ilíada y la Odisea?
Ulises y las sirenas [2] |
Como mencionamos antes, Homero recogió las leyendas que los rapsodas transmitían oralmente por generaciones de poetas, y les dio forma definitiva en sus dos famosos poemas, la Ilíada y la Odisea. La primera narra los sucesos del noveno al décimo año del sitio de la ciudad de Troya. La guerra se había iniciado porque un príncipe troyano, Paris, raptó a Helena, la esposa del rey Menelao de Esparta por. Los aqueos, encabezados por Agamenon, rey de Micenas y hermano de Menelao, deciden declarar la guerra a Troya.
Entre los aqueos se encuentra el príncipe Aquiles, el protagonista del bando griego, un semi-dios con capacidades sobrehumanas, y por el otro lado tenemos a Héctor, príncipe de Troya y hermano de Paris. La obra manifiesta que, aunque los dioses y sus designios afectan de manera directa en los conflictos de los hombres, el destino es superior a todo orden y debe ser cumplido. Otro personaje importante es Odiseo o Ulises, rey de Ítaca y estratega de los aqueos. Es en este personaje que se centra la Odisea, el segundo poema épico que narra la vuelta del héroe a su hogar tras veinte años de su partida y las peripecias que debe atravesar en el camino.
¿Qué narran La teogonía y Los hombres y los días?
En el caso de las obras de Hesíodo, ‘la Teogonía’ relata la consagración de los dioses durante la guerra contra los titanes, seres divinos anteriores a estos, en un enfrentamiento conocido como la titanomaquia. Cronos, rey de los titanes, devora a sus hijos tras la advertencia de su padre Urano después de que este lo derrocase en el pasado. Zeus, el único hijo que fue salvado, debe enfrentarse a su padre para arrebatarle el control y constituirse como la deidad máxima. También cuentan otros mitos relacionados con los titanes Prometeo y Epimeteo, el mito de la caja de Pandora y los males de los hombres, y las edades de los hombres.
Por otro lado, ‘Los hombres y los días’ se construye como una serie de ritos que deben tenerse en cuenta durante los distintos periodos del mes y está relacionado con las prácticas agrícolas.
Para más información sobre el mito de Troya y la 'cuestión homérica', te compartimos este interesante vídeo del canal de YouTube Academia Play:
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Fuentes:
Cantarella, R. (1971)
Literatura Griega Clásica. Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina.
Easterling, P. y Knox, B. (1990) Historia de la Literatura Clásica (Cambridge University) I Literatura Griega. Editorial Gredos. Madrid, España.
Hesíodo (2000) Obras y Fragmentos. Editorial Gredos. Madrid, España.
Homero (1993) La Ilíada. Editorial Gredos. Madrid, España.
Homero (1993) La Odisea. Editorial Gredos. Madrid, España.
Lesky, A (2009) Historia de la Literatura Griega. Editorial Gredos. Madrid, España.
Notas:
[1] Líderes aristocráticos y poseedores de tierras desde la época pre-helenística hasta el final del periodo arcaico.
[2] Imágenes extraídas de Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[3] Enlace
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